Releyendo estos antiguos Blogs, y muy especialmente éste, me invade un sentimiento de pena por la desaparición de uno de los más grandes en el mundo del Rebreather, y echaré de menos esas largas conversaciones con Jordi Mateo sobre la conveniencia o no del Rebreather, sea usado como medio o como herramienta, que motivó el escrito.

A la vez, mientras recuerdo y rememoro, me reafirmo en mis convicciones de cuál es el uso adecuado de un CCR y si el objetivo de la inmersión es suficiente como para asumir los riesgos que comporta. Podríamos debatir eternamente al respecto… pero es una lástima que el que hubiera sido el contrincante perfecto nos haya abandonado.

Jordi, descansa en paz, y disfruta del silencio.