En 2007 un equipo de buceadores de Rivemar, con el soporte del Centro de buceo Hespérides de Cartagena va a entrenar buceo profundo en unos de los bajos que aparecen diseminados por el litoral de Cartagena. Convencidos sin duda, de que los que habían confeccionado las cartas náuticas oficiales, no podían haberse equivocado.
Nuestra sorpresa surge cuando descendemos a los 54m de profundidad que se supone hemos fondeado, tanto por las cartas náuticas como por la sonda gráfica de la embarcación, que efectivamente ha marcado una señal ascendente desde -96m hasta -52m. Alcanzando los -65m seguimos descendiendo en un azul penetrante sin rastro alguno de suelo, una simple piedra del bajo. Cuando alcanzamos los -70m aparece
en medio de la nada, una punta de mástil, ¡un palo!
Nos giramos y apresuradamente penetramos a lo que en nuestra imaginación se convertió rápidamente en el pecio de un Clipper del siglo XIX.
La masa enorme y oscura de peces es tal, que nos impide la visión del pecio, y cuando señalamos con nuestros focos en ráfagas, la mola de pescado se espanta y nos ofrece una fascinante imagen de un mercante en posición de navegación, con un puente de mando intacto y el mástil principal erecto, apuntando a un cielo imaginario.
La cubierta llena de enormes langostas y morenas, bodegas vacías y un puente plagado de moluscos que ocultan la identidad de este derrelicto. E iniciamos el ascenso por el palo, que abandonamos en la primera parada profunda.
Una experiencia IMPRESIONANTE.
Por este relato tan intenso de nuestro grupo de buceadores, ¡queremos volver a visitar este magnífico pecio el 27 de Mayo! ¿Te apuntas?
Llama para reservar a 968563006 o bien escribe a [email protected]
¡Que no te lo cuenten!
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